viernes, 30 de abril de 2010

EDITORIAL

Es inevitable. En Colombia, los medios de comunicación encargados de hacer periodismo, se les ha ido olvidando poco a poco el sentido de la historia y la información educativa. Es entendible que algunos tendrán que priorizar en formatos mucho más comerciales y eficientes para aumentar el consumo de sus audiencias y así garantizar la permanencia en la cúspide de la fama. Pero entonces ¿dicha popularidad no debe significar más responsabilidad social, más respeto hacia el consumidor y más diversidad de contenidos? Se supone que debe ser así, pero sabemos que no lo hacen por una razón: los medios de ahora sólo piensan en arquetipos universales que conlleven palabras como guerra, debate, conflicto, masacre, poder, y todo manipulado a través de sus agendas informativas, que cada vez generan más disputas y controversias, claro, realidad que se consume a diario, en la mañana, en la tarde y en la noche; realidad que se vende porque es lo único que cautiva a gran parte del público, como lo hace también la pelea, el chisme, la cizaña, la masacre, el hurto, la violencia …. Pues todas éstas cosas, lamentablemente, parecen ser exitosas para los medios de comunicación.


Pero no busquemos a un sólo culpable cuando tienen igual peso las audiencias y los medios. Ambos son protagonistas y testigos porque así funciona este mercado; es una retroalimentación de todos juntos, lo que pasa es que nadie dice ni hace nada porque también parece ser inadecuado para el mercado quitarle una coma sobrante a una sopa de letras que en realidad ya está vuelta mierda.

Claro que no hay que generalizar ni criticar sin fundamentos al otro. Los medios en esta ciudad se han disputado por muchos años el sentido de la autenticidad queriendo mostrar la diferencia por medio de sus contenidos, sin embargo no han podido desarrollar su potencial en otra cosa distinta que el cubrimiento de una agenda que encierra política, partidos políticos y proyectos urbanísticos en la ciudad, eso lo entendemos; lo que no entendemos son las limitaciones que hay para esa región polifacética y descomplicada, la misma que puede contarle sobre una infinidad de relatos, lugares y personajes mágicos, pero como siempre ignorados… Aún así, comprendemos la despreocupación de los otros, lo que aún no asimilamos y nos es difícil de entender es el por qué de la ausencia de la academia en estos escenarios. Pero en fin…


No le prometemos si volverá a saber de nosotros. Porque algún día dejaremos de existir como medio. Puede ser hoy, mañana o pasado mañana. Lo que sí le prometemos es una presentación cargada de relatos, tal vez anónimos, para quienes no detallan la ciudad, pero tan llenos de interés para el que la siente como suya. Por eso es importante que observe cada palabra con cuidado y pueda notar el cambio decisivo en cuanto a contenidos y estructura. Le aseguramos que no es la cosa más loca e incompresible que haya visto; antes bien, es un formato, no muy nuevo para el mundo, pero sí un poco distinto al de los medios locales a los cuales se acostumbró a no perder de vista. Disfrútela, y si quiere criticar, ¡Hágalo!, ese es un derecho que nadie le podrá quitar.